domingo, 11 de octubre de 2009

MIS ORÍGENES EN EL ZEN BUDO

Compañeros Samurais:

Cuando empecé la práctica de Zen Budo ya llevaba un tiempo entrenando en el Local de Maragall mi gimnasia típica del Taekwondo junto con las técnicas de patadas y demás ejercicios de musculación y resistencia.

Pero mi preparación no servía de nada si no se comprendían los principios que acompañan esta Meditación Física que es la mejor forma de describir el Zen Budo, según los escritos de Austro, y según se desprende de la propia práctica.

Mi experiencia hasta ahora me ha enseñado que, por mucho que uno crea que comprende los escritos de Austro, hasta que no se ponen en práctica no se llega a una clara comprensión de los mismos pues es en uno mismo donde uno descubre los maestros y aprende a entregarse desde la exigencia que cada maestro requiere.

Actualmente mi cinturón es el Rojo con tres franjas de color Amarillo (Limitación), Negro (Gravedad) y Naranja (Aliento).

Al principio, tengo que reconocer, que no le daba la importancia que tenía la cuestión pero era porque todavía no había entrado en el propio Espíritu al que representa la práctica del Zen Budo.

Un primer avance de consideración lo tuve cuando decidí por motu propio quitarme el traje de Taekwondo junto con su cinturón negro y ponerme el traje típico de Aikido con el cinturón blanco correspondiente al nivel que en ese momento ostentaba (Al principio utilizábamos el cinto blanco porque los colores de los niveles todavía no estaban establecidos).
(Les aseguro a ustedes que después de más de veinte años de práctica de Taekwondo, habiendo impartido clases como maestro y hecho alguna exhibición hay que tener un gran desprendimiento egoico para reconocer que con respecto a otra práctica tienes que empezar de cero reconociéndote un novato.)
Como mínimo se me puede reconocer que en su momento tuve la suficiente humildad para poder empezar un camino que por otra parte es lo que requería para andarlo con buenos cimientos pues si algo hay que tener para comprometerse con el Maestro de la Limitación y el Maestro de la Gravedad es mucha Humildad.

A pesar de ello, con el Maestro de la Gravedad tuve una cierta resistencia a comprender que no eres tu el que hace los ejercicios sinó que es Él el que hace el trabajo y tú solo tienes que intentar no poner resistencia y relajarte. Fue mi primer encuentro con el dilema de seguir con los dictámenes de la Mente o cambiar a dejarme llevar por las enseñanzas de los Maestros en plena confianza. Es decir dejarme llevar por un nuevo nivel de Conciencia al que no estaba acostumbrado a seguir y confiar.

Actualmente estoy comprometido con el Maestro del Aliento y estoy aprendiendo a conjuntar los tres primeros Maestros para que trabajen como uno solo en equipo.

Este trabajo no es fácil pués hay que estar muy atento y no creer que un Maestro es más importante que otro. Por eso me lesioné yo en un aductor al hacer una voltereta y no respetar las dudas (Miedo) que me pasaron por la cabeza (Mente) en ese momento, es decir respetar y dejarse llevar por el Maestro de la Limitación cuando Él te está diciendo algo.

Lo más importante para mi ahora es trabajar desde la comprensión clara de que los ejercicios de Meditación con el Maestro del Aliento son los más importantes en cuanto que son la base firme sin la cual no tiene sentido la práctica del Zen Budo en su camino de toma de Conciencia.

Hasta aquí mi relato.

Un saludo a todos.

Jesús martiZen

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