sábado, 5 de diciembre de 2009

LAS LESIONES EN EL ZEN BUDO

Es normal que durante la práctica de cualquier actividad deportiva se produzcan a veces lesiones en forma de tirones o contracturas que nos interrumpen en nuestra rutina.

Cuando esto sucede casi todo el mundo cae en un estado de desánimo y baja moral que le provoca una depresión momentánea sintiéndonos culpables, como si hubiéramos cometido algún delito, e impotentes por no haber podido preveer tal accidente.

Pero en el Zen Budo las cosas se toman de otra manera pues lo que parece una maldición aquí se transforman en regalos para nuestro aprendizaje que no se podrían dar si no fuera por tal circunstancia.

Como todos sabemos en el Zen Budo es muy importante tomar conciencia de nuestras propias tensiones mentales para, desde la aceptación de este hecho, aplicar el principio de descontracción e ir así relajando nuestras tensiones musculares y articulares.

Para saber si estamos trabajando bien necesitamos parámetros que nos indiquen cuando estamos sobrepasando nuestra propia capacidad y no incurrir en atrevimientos que van más allá de nuestras posibilidades reales y nos ponen en riesgo de un grave accidente.

En realidad esto sucede en las personas naturalmente como en el instinto de supervivencia.

Es decir, nadie intentará hacer un triple salto mortal desde un trampolín de 20 metros si apenas ha hecho nunca una voltereta en el colchón de su cama.

Pero no siempre conseguimos estar lo suficientemente atentos a nuestras propias sensaciones quizá porque hay todavía automatismos del pasado que han quedado escondidos en nuestra mente de tal manera que todavía nos producen tensiones que se traducen en rigideces que pueden llegar incluso a producirnos lesiones.

Es entonces cuando podemos aprovechar para hacer una limpieza exhaustiva de esos restos del pasado que teníamos enquistados y que ponen en peligro nuestra actividad en el presente.

Luego las lesiones tienen una razón de ser muy importante en nuestro entreno como alarmas que nos avisan de que el camino no está lo suficientemente limpio para nuestra evolución y avance en el presente.

Luego la actitud adecuada en estos casos no es la de salir corriendo y huir de aceptar la situación sino, todo lo contrario, aprovechar para entrar en un estado de mayor reflexión y análisis de cómo han sucedido los hechos para aprender en que parte de nosotros no estábamos con la atención suficiente en el momento del accidente y establecer un diálogo interno entre la zona lesionada y nuestra actitud mental para descubrir las concordancias que han producido tal efecto.
Además, por supuesto, de poner todos los remedios que haya a nuestro alcance, para la más y mejor pronta recuperación de nuestra parte, en forma de masajes, ejercicios relajantes, etc… que propicien aún más el diálogo interno propuesto.

Como ven, una vez más se demuestra que en el Zen Budo todas nuestras reacciones físicas nos dan el parámetro perfecto para saber donde estamos con respecto a nuestro estado emocional-mental, dándonos la posibilidad de ver donde se producen todos los conflictos para poder así aspirar a la sanación desde el origen mismo de las causas.

Un abrazo a todos.


Jesús martiZen