sábado, 27 de noviembre de 2010

EL MAESTRO DE LA UNIÓN. Como arriba es abajo, como adentro es afuera

Cuando trabajo el Maestro de la Unión normalmente me fijo en sincronizar mis movimientos con los de mis compañeros de tal manera que mi energía (ki) se comporte en armonía con la energía de mis compañeros.
Es difícil compenetrarse con la energía del compañero de tal manera que se sienta en la propia carne que los impulsos de los dos se complementan de tal forma que se nota que pertenecen a un mismo impulso ya predeterminado por el propio movimiento a realizar en cuestión.
Como todo, con la práctica viene el perfeccionamiento tanto en la técnica como en la capacidad de percepción de nuestros sentidos para poder acoplar los movimientos de dos compañeros en uno solo.

Pero últimamente me he dado cuenta de que hay un aspecto del Maestro de la Unión que había descuidado.
Se trata de que la unión, sincronicidad o armonía con mi compañero no puede ser llevada a cabo mientras no haya una unión interna (integridad) dentro de mi mismo.
Es decir que mientras no haya una total integridad entre mis intenciones y mis hechos no podré garantizar que pueda sincronizarme (unirme) con el movimiento de ningún compañero.
Esto lo he podido comprobar en el tatami cuando estoy haciendo el ejercicio de meditación en posición de seiza donde mi mente se distrae con los problemas de la vida cotidiana no siendo capaz de mantenerme atento a mi respiración (Maestro del Aliento).
No tengo intención de entrar en ninguna clase de culpabilidad.
Pero no por ello puedo pasar por alto la trascendencia que este hecho supone en la correcta ejecución de cualquier ejercicio dentro de la practica del Zen Budo.
Porque yo me pregunto:
Si no soy capaz de mantenerme atento a lo que quiero mantenerme atento, dentro de mi mismo, en lo que solo depende de mí, ¿cómo voy a ser capaz de mantener mi atención en una situación en la que además interviene la intención de una segunda persona?
Dicho de otra manera:
¿Cómo voy a armonizarme con todo el Universo si ya dentro de mi mismo no soy capaz de armonizar mis propios hechos con mis propias intenciones?

Por eso he subtitulado arriba con las famosas frases de “como arriba es abajo y como adentro es afuera” porque una vez más se puede demostrar en la práctica, como corresponde a la propia filosofía del Zen Budo, que el trabajo con los Maestros no puede ser descuidado ni privilegiado en ninguno de sus aspectos, interno o externo, para un correcto equilibrio en todos los sentidos.

Un saludo a todos.

Jesús martiZén

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